¡Hola!

¡Quisiera compartir con ustedes  cómo soy  una Esclava del Divino Corazón!

Soy parte de una familia de 6 hermanos, mis padres ya no están  con nosotros pero les agradezco que su unión matrimonial le llevase a vivir en Mérida - Venezuela, en el barrio San José Obrero, parroquia que la llevan los Jesuitas y  que dio posibilidad a que cada uno de nosotros pudiésemos conocer la fe y comprometernos en diferentes estados de vida. Les agradezco el apoyo  y la libertad para que cada uno pudiésemos  elegir.

 

Cuando tenía 11 años empecé a estudiar en San Javier del Valle, un internado mixto que para ese momento estaba siendo llevado por el Padre Velaz, fundador de Fe y Alegría junto con la hermana Monte, esclava del Divino Corazón.  Estas personas me impactaron por su modo de vivir, no fue por lo mucho que  hablé con ellos porque infundían mucho respeto, pero sus vidas me dijeron lo que necesitaba saber para hacer algo grande con la mía. Recuerdo que desde 9no asistía a la misa diaria que ofrecían en casa de las hermanas, allí les conocí en la intimidad. En  5to año, me fui llorando porque  dejaba allí  años de hermosa felicidad, muchos amigos y las hermanas esclavas  que quería (Micaela, Carmen Gonzalez...)

Como todo joven bachiller comencé a estudiar en la universidad porque quería “ser alguien en la vida”, no fui una estudiante de alto índice, pero me gustaba lo que hacía. Faltando un año para culminar la carrera, raspé dos materias que me llevaron al siguiente planteamiento ¿Por qué raspo si lo único que hago es estudiar? ¿En realidad qué es ser alguien en la vida? Como cosas de Dios en ese momento, subí a visitar mi colegio querido y conversando con la Hna Monte, que para eso momento era como mi madre, me consoló dándome trabajo en el internado en el fin de semana para ayudar a la comunidad a tener sus espacios de encuentro. ¡Volví  a ser Norma!

Al llegar los viernes me recibía la Hna. Asunta Marín, quien hacía su oración de la tarde y  yo aprovechaba para subir a la capilla de las hermanas que tantos recuerdos me traía. Ella siempre escuchaba lo que contaba, me aconsejaba, me invitaba  a leer libros, a participar en la misión de semana santa, en los campamentos de agosto, a orar la palabra. Poco a poco fui descubriendo con su ayuda que Dios me soñaba como Esclava. Tanto así que no me enteré que realicé el acompañamiento. A los  21 años y luego de 10 días de recibir el título universitario ingresé a la Congregación el 25 de octubre de 1992.

Hace dos meses que murió la H. Monte, con ella hice el camino de hacerme hermana en Cristo Jesús, la admire y le tuve miedo, la quise como una madre y ahora como hermana, con la que sigo hablando  en profundidad  soñando cómo seguir a Jesús en fidelidad y libertad. Ha sido  un regalo acompañarla en sus últimos momentos en la debilidad y en su entrega total al querer de Dios como esclava.  Por cosas de Dios en este momento estoy en San Javier del Valle, donde comenzó mi historia de amor personal con Jesús.

Norma Uzcátegui ADC

 
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