¿Por qué soy esclava?
Me pide Fátima que haga esta pequeña colaboración. Aunque yo no soy muy amiga de estas cosas porque no me gustan ni el teléfono ni escribir, me parece “feo” decir que no. Así, pues, doy mi “versión”.
A estas alturas de la vida, me resulta tan fácil como el primer día, decir por qué soy esclava. Sencillamente, porque lo ha querido, expresamente, el Señor. No hay más.
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